Ya había leído algo, y hoy a través de Freakonomics y un artículo de The Wall Street Journal, me enteré de ciertos detalles muy interesantes sobre el reciente fraude de vinos franceses vendidos en Estados Unidos...
Resulta que los vivazos franchutes vendieron durante años millones de galones de vino falso denominado "Pinot Noir" (que sería relativamente caro)... sin que ningún cliente se quejara!!! El fraude lo descubrieron unos oficiales de aduanas franceses que vieron que la cantidad vendida en Estados Unidos superaba la producción total de dicho vino... sino, quién sabe cuándo se hubieran dado cuenta.
El artículo va más allá. En experimentos sobre grupos de voluntarios, se demostró que el precio era el factor más determinante para que gustara o no un vino (a veces el mismo!). El mismo resultado se obtuvo con "conocedores" (amateurs)... Y aún con profesionales, hay evidencia que sugiere que no son tan precisos en separar un vino de otro.
Yo creo que ese fenómeno (yo lo bautizaría "Pinot Noir effect") se presenta en casi todas las facetas de la actividad humana. Claro, a veces no tenemos mucho más criterio que el precio para juzgar a priori la calidad de algo... O a lo mejor es que, simplemente, la expectativa que tengamos es lo que determina (al menos en parte) la satisfacción que obtenemos finalmente de algo...
Me acuerdo de un compañero de trabajo que hablaba maravillas de los chicharrones que hacían en una carnicería (por ahí por Lourdes de Montes de Oca) y una vez, sin que él supiera, fuimos a comprar unos chicharrones, pero para no ir tan largo, los compramos en un lugar cercano. Y claro, nosotros vacilando al tipo le decíamos: "Qué buenos chicharrones... de verdad..." y él "es que no como los chicharrones que hacen ahí no se consiguen en ningún lado"
Resulta que los vivazos franchutes vendieron durante años millones de galones de vino falso denominado "Pinot Noir" (que sería relativamente caro)... sin que ningún cliente se quejara!!! El fraude lo descubrieron unos oficiales de aduanas franceses que vieron que la cantidad vendida en Estados Unidos superaba la producción total de dicho vino... sino, quién sabe cuándo se hubieran dado cuenta.
El artículo va más allá. En experimentos sobre grupos de voluntarios, se demostró que el precio era el factor más determinante para que gustara o no un vino (a veces el mismo!). El mismo resultado se obtuvo con "conocedores" (amateurs)... Y aún con profesionales, hay evidencia que sugiere que no son tan precisos en separar un vino de otro.
Yo creo que ese fenómeno (yo lo bautizaría "Pinot Noir effect") se presenta en casi todas las facetas de la actividad humana. Claro, a veces no tenemos mucho más criterio que el precio para juzgar a priori la calidad de algo... O a lo mejor es que, simplemente, la expectativa que tengamos es lo que determina (al menos en parte) la satisfacción que obtenemos finalmente de algo...
Me acuerdo de un compañero de trabajo que hablaba maravillas de los chicharrones que hacían en una carnicería (por ahí por Lourdes de Montes de Oca) y una vez, sin que él supiera, fuimos a comprar unos chicharrones, pero para no ir tan largo, los compramos en un lugar cercano. Y claro, nosotros vacilando al tipo le decíamos: "Qué buenos chicharrones... de verdad..." y él "es que no como los chicharrones que hacen ahí no se consiguen en ningún lado"